Llevamos días en clase hablando del otoño y queríamos acercarlo un poco más a los niños a través de los alimentos.
Hacer nuestras propias palomitas fue toda una diversión. Cada grupo de niños hizo su propio plato. Al tocarlas notamos que estaban duras, las echamos con cuidado dentro de la palomitera, le dimos al botón y con mucha ilusión mirábamos a través de la tapa. Notábamos el aire caliente, fundamental para que empezasen a explotar. ¡Como nos gustó el sonido que hacían! ¡Y cómo nos gustó su sabor!
Todos juntos y muy atentos escuchábamos las explicaciones que Esther nos hacía sobre las frutas y frutos que habíamos traído. Había algunas cosas que no habíamos probado nunca, pero la tarea para hoy era ¡PROBAR! Si no nos gustaba lo podíamos tirar. Caquis, membrillo, dátiles, higos secos… algunas nos han sorprendido por su forma, sabor o textura.
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